Bendito atraso.
Una entrevista reciclada con Kiko Amat...
Kiko Amat ya no es un
nombre tan desconocido. Sus libros pueden encontrarse en casi todas las
librerías y al menos me he encontrado un par de personas leyendo alguno de ellos
en el metro. A saber, ha escrito cinco de esos artefactos hasta la fecha.
“Rompepistas” es nuestro favorito, un relato ubicado en el extrarradio
barcelones con un pintoresco perdedor como protagonista. Rabia juvenil, un
buen soundtrack y humor malsano del bueno. Kiko Amat es un individuo enjuto
oriundo de Sant Boi, que sabe como reír (de la vida o de sí mismo) y que tiene
una buena idea de lo que es salir y divertirse de noche en pandilla... y eso ya
dice demasiado.
No obstante, no hay nada mejor que un buen interrogatorio…
Cuéntanos un poco de
ti, dinos algo que no esté al reverso de un libro o flotando en la web.
¿Quién es Kiko Amat?
Un tipo con notable sentido del humor a pesar de (o precisamente gracias a) la
dolorosa concepción del propio patetismo, vanidad, fragilidad y miseria, un
señor mayor, un tipo normal (aunque con demasiados discos y libros), un
escritor entusiasta, un padre de grotesca fachada exterior aunque vasto
corazón, un ex-mod 80’s, un amigo de los skins y los punks, un gordo en ciernes
(todo se andará), escaparate de tatuajes inmundos, anglófilo y alfeñique (las
dos cosas de nacimiento), y un tío locuaz, en general, al que le gusta estar en
bares y abrazarse y reír con gente que no es nada, que es solo gente, y un
señor que por tanto no se pasa el día enarbolando
intelecto-estudios-afiliaciones-proyectos. I suffer no fools gladly, amigos.
Háblanos sobre tu
primer fanzine y los subsecuentes… ¿Qué escribías además de reseñas de discos?
Bueno, no puedo hablarte de todos los que he realizado, porque son legión. Pero
mi primer fanzine propio se llamaba Rowed-Out!, y lo hacía junto a mi hermano,
y era mod, punk, teenager y garajero. Esto era de 1988 a 1990, cuando yo tenía
17-18 años. Hablábamos de discos y grupos que nos chiflaban (Sorrows, Eyes,
Creation, Downliners Sect, SLF, The What For?, The Beatpack, Los
Mescaleros...), pero también (cuando empezaba a sentirme asqueado por la deriva
luterana de los mods 90’s) de nuevos cultos a formar (Flower-punks, los
llamamos), y también habían artículos humorísticos muy parecidos a los que
escribo hoy. Estaba hecho con máquina de escribir, tijeras, y pegamento en
barra Prit, y luego fotocopiado. Era el fanzine favorito de bastante gente,
asumo que por la perspectiva salvaje y jocosa, y el tono de bulla y mofa que
desprendían muchos de sus artículos.
¿Cómo brincas de ese pequeño soporte a las narraciones extensas?
Muchos años y fanzines y colaboraciones en alguna revista mainstream después me
marché a vivir a Londres, en 1997. Allí empecé a escribir un diario, que fue
adquiriendo perfil narrativo según pasaba el tiempo. Cuando lo terminé, me
sentí preparado para empezar una novela; tenía 30 años. El resultado fue El día
que me vaya no se lo diré a nadie. A Jorge Herralde (de Anagrama) le gustó,
porque después de todo ostentaba los referentes que él había amado siempre
(Brautigan, Colin McInnes, Susan Hinton) y decidió publicarme.
¿Cómo fue la experiencia de publicar tu primer libro?
Una vaga sensación de “tenía razón”, de que esto era lo que tenía destinado
hacer desde mi infancia. Tardé un poco en llegar, porque tomé unos cuantos
desvíos (en su mayoría onerosos), pero al final lo hice. Asimismo, entonces aún
no sabía que lo peor, lo dífícil, estaba por llegar, y que mi debut había sido
escrito con la suerte e intuición del principiante. Tuve que aprender a
desechar mucho para realizar Cosas que hacen BUM. Creo que allí empecé a aprender
a escribir narrativa. El día... había sido a shot in the dark, que dicen los
ingleses. Salió más o menos bien, pero fue pura fortuna.
¿Dos libros después has dejado de considerarte un escritor por accidente? Lo
menciono porque Rompepistas no es una obra fortuita. De hecho, me parece tu
mejor trabajo hasta el momento y uno de los retratos más auténticos que he
leído sobre la calle y los que la vivimos (al menos, desde esta perspectiva)…
No. Soy un escritor de verdad, y con un par. Lo de “por accidente” lo digo solo
para que no me confundan con los ex-estudiantes de educación privada y título
de literatura comparada, y para que quede claro que vengo de otro lado.
Rompepistas es un reflejo de ese lado: botas y tirantes, parkas, tupés y
centraminas. Pero soy escritor, pienso como un escritor y llevo todos los
estigmas de la tradición. Paso la mayor parte de mi vida aislado, escuchando a
Red House Painters y escribiendo, sin conexión alguna (en tiempo real; que no
emocional) con el resto de la gente. Por eso mismo, si algún día no les saludo,
no se lo tomen mal: en ningún caso es arrogancia, sino ensimismación y falta de
costumbre en el trato con bípedos habladores.
Después de la trilogía ¿qué hay en tu futuro próximo? ¿Cuáles son los
próximos proyectos literarios, musicales, fanzineros y tal?
Mi nueva novela se llama Eres el mejor, Cienfuegos. Está escrita y ya reposa en
las manos de mi editor. Saldrá en enero del 2012. Mi libro de ensayos musicales
se llama Mil Violines y saldrá en una semana, en España. El 10 de junio,
concretamente.
Tres escritores y porque esos tres…
Francisco Casavella por la elasticidad, el ritmo y el lenguaje. Raymond
Chandler, por la pegajosidad y la elegancia chulesca. Jim Dodge, por la empatia
y la bondad. Joe Heller por el humor amargo. Vonnegut por la voz infantil y la
honestidad. Jardiel por el rostro y la ingenuidad. Nik Cohn por la elasticidad,
también, y la emoción. Sam Lipsyte y Wodehouse por la carcajada.
Confesiones y recomendaciones. Los indispensables para Kiko Amat:
Un disco: Too-Rye-Ay, Dexys. Smashed, Mose
Allison. I just can’t stop it, The Beat. Setting sons, The Jam. La Varieté,
Weekend. Monkey business (Trojan), 60’s punk, Kent Records.
Un libro: Sometimes a great notion, Ken Kesey
Una película: Billy Liar, Kind hearts and coronets, A matter of life and
death, From here to eternity, Sunset Boulevard.
Una banda: The Fleshtones, The Beat, Dexys, Jam, Specials, Who, Jasmine
Minks, The Claim, McCarthy, Purple Hearts, Byrds, MC4, Weekend, Alison Statton,
toda la Motown y el southern soul, y el deep soul y el folk-rock...
Un
cantante: Mose
Allison, Laura Nyro, Kevin Rowland,
Una cita: la letra entera del “Let’s make this precious”: especialmente
lo de abandonar toda tentación para poder vencer.
Un comentario final…
¡Viva el 15-M!
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